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DESNUDA OSCURIDAD

lunes, 23 de mayo de 2011

NADA


NADA

Cada libro es un abismo de palabras, un abismo que seduce, invoca, atrapa. En cada libro, en cada abismo hay palabras que acarician, enseñan, divierten; palabras que arrancan lágrimas, suspiros, risas, temores; palabras que ofenden, humillan, palabras que arrullan; palabras que aman y odian, palabras que enfrentan, palabras que asombran; palabras que no quisiéramos escuchar, palabras que nunca se han dicho…
Hace pocas horas acabo de salir del abismo. Hace pocas horas terminé de leer NADA, la novela de la danesa Jane Teller. Todavía siento una opresión en el pecho cuando recuerdo ciertos pasajes de esta obra. Y es que NADA te hunde en un abismo intrincado de palabras que retratan el alma del ser humano en el conflictivo tránsito de la adolescencia a la adultez. Un retrato, por cierto, de todo aquello que ninguno de nosotros quisiera ver en nuestros hijos o en nosotros mismos: perversión, venganza, odio, resentimiento, soledad…
NADA fue desde su nacimiento una novela controversial, al punto de que se prohibió su lectura en varios países europeos porque nos enfrenta de la forma más dura frente a un espejo que es capaz de descubrir todo lo que hay en nuestro interior.
Hoy NADA es una novela premiada y recomendada, una obra compleja y profunda, una  novela de lectura obligatoria, un clásico en ciernes, sin duda alguna. Compre este libro, ábralo, láncese al abismo, a la nada y cuando regrese, ojalá vuelva a ser el mismo.

OSCAR VELA

jueves, 19 de mayo de 2011

QUE PASARÍA SI… JULIAN ASSANGE FUERA ECUATORIANO




No se llamaría Julian Assange sino Julio Asanza. Tendría un look similar a Delfín Quishpe, el verbo de Sixto Vizuete y el cabello a la moda de Dragan Miranovic. Habría nacido en Azogues y sería uno de esos nerds insoportables de la Politécnica Nacional. Su padre, inmigrante radicado en New York, en un descuido, se habría copiado todos los archivos confidenciales de la laptos del sacristán, sobrino del cura cibernauta que registraba las confesiones de los feligreses de la Catedral de San Patrick.

Con la valiosa información proporcionada por el padre, Julio Asanza crearía un portal denominado GüitigLIKS.  Este portal habría causado tal furor en el país que los asambleistas de Montecristi, entre amnistías a violadores y conciliábulos para reescribir El Libro Gordo de Petete, habrían incorporado en la nueva Constitución Política a GüitigLIKS dentro del capítulo de los sectores estratégicos del Estado.  Por supuesto, Julio Asanza sería, de la noche a la mañana, un ídolo nacional comparable solamente con Julio Jaramillo y Lorena Bobitt.

Como en un inicio los datos de GüitigLIKS joderían a todos los gobiernos de la ultraderecha imperialista, se dispondría de inmediato, mediante decreto de emergencia flash, entregarle a Julio Asanza las llaves de todas las ciudades, de ponerle camisas bordadas por los indígenas y de participar en todos los conciertos de los corazones azules con el Mayor Zapata. Julio Asanza sería declarado miembro honorario de Alianza País, miembro de la revolución de manos limpias y corazones ardientes, y miembro fundamental del círculo rosa (esta última designación gracias al considerable tamaño de su miembro -propiamente dicho- según lo testificó uno de los fundadores del círculo rosa que habría meado junto a él en los baños del Palacio). Se le habría organizado un homenaje apoteósico en el Estadio Olímpico Atahualpa.  Los dos discursos más fogosos de aquella noche serían los de Evo Morales y Hugo Chávez. El primero con tintes científicos titulado: Coma pollo y muerda la almohada; y el segundo Yo no soy EL MACUTO. Aquella noche Julio Asanza cantaría de memoria las canciones de Piero y se lo vería profundamente conmovido cuando toda la tropa de AP, puño en alto, hiciera la ronda a su alrededor entonando Comandante Che Guevara.

GüitigLIKS y Julio Asanza crecerían vertiginosamente durante los meses siguientes. El logotipo de la empresa, un holograma de Julio Asanza con shorts y guayabera abrazando un oso polar al pie del río Napo ante la atenta mirada del solitario George, se posesionaría como un nuevo símbolo patrio.  Emelec lo tendría de inmediato en la parte frontal de su camiseta desplazando a PDVSA hasta las posaderas. Las cadenas sabatinas incluirían un segmento burlesco denominado: “Últimas Noticias del Imperio” con el auspicio de GüitigLIKS. Los restaurantes Dos Sin Sacar le pondrían su nombre al caldo de bagre, y su efigie sería propuesta para una edición conmemorativa del nuevo Sucre en el ALBA. ¡Así nomás!

Pero de la mano del éxito, aparecerían también los problemas. Dos ex novias lo acusarían de violación y prácticas sadomasoquistas, pero de inmediato la justicia caería implacable sobre ellas para poner a ambas mujeres tras las rejas por sucias, traidoras a la patria y exhibicionistas del imperio. La prensa corrupta se inventaría todos los días una nueva calumnia sobre él: que la rubia cabellera de Julio Asanza sería teñida por el estilista de Alexis Mera en los bajos de Carondelet; que le habrían ofrecido las claves del computador de Raúl Reyes poco antes del ataque de Angostura; que su abogado de cabecera sería desde hace años Alfredo Larrea Jijón, y hasta que la idea de meterle mano a la justicia habría sido de él solito.

Sin embargo, a Julio Asanza le caería también su larga noche de imputaciones neoliberales y su andanada de soberanos insultos verde limón, todo ocasionado por un -hijodebanquero-sicarioetinta-gordohorroroso-oligárquicoeSamborondón que se habría robado la clave del Facebook de Asanza, casualmente la misma clave de acceso a GüitigLIKS, y que habría puesto en circulación el libro titulado: “Los GüitigLIKS y la Guineo República” gracias a “Ediciones Sandra Correa” y a la autora del libro, la propia Sandra Correa. Desafortunadamente para Julio Asanza, este libro incluiría entre sus páginas una serie de mentiras escandalosas sobre las supuesta relaciones de la facción fucsia del círculo rosa con las FARC y un resumen de los mejores chismes de miss Hodges que habría dicho con total desparpajo (y en inglés para que no entendamos) que hay corrupción en una de las instituciones más prestigiosas, inmaculadas y virginales de la patria: la Policía Nacional (conocida vulgarmente como la Fuerza 30S). Y allí sí se le habría venido la noche a nuestro héroe que al que le caería ipso facto una declaratoria de persona non grata (sic), un viaje de ida con todo pagado a ver a Mickey Mouse acompañado de miss Hodges, alojamiento indefinido gratuito en Guantanamo y una millonaria demanda por injurioso y pelafustán, además de ser catalogado en sucesivos enlaces nacionales emergentes de: tipejo, agorero del desastre, derechoso conspirador, desinformador, caretuco, limitadito, matón de barrio, Walter Mercado, fantoche…

ENDLESS


Oscar Vela Descalzo

viernes, 6 de mayo de 2011

NUNCA MÁS


Desde el año 1976, la República Argentina se vio acosada por el terror orquestado desde el gobierno militar dictatorial que encabezaba Jorge Rafael Videla. NUNCA MÁS, fue el título del informe emitido en 1984 por la Comisión creada durante el gobierno de Raúl Alfonsín, para investigar el destino de los desaparecidos en los aciagos años de la dictadura. La Comisión, presidida por el prestigioso escritor Ernesto Sábato, concluyó entre otras cosas, que el gobierno de facto de Videla (y más tarde de Roberto Viola) fue responsable de delitos de lesa humanidad por secuestro, tortura, desaparición y asesinato de miles de personas.
En efecto, tras nueve meses de investigación y más de cincuenta mil páginas de testimonios, declaraciones, reconstrucciones de los hechos, verificación e inspecciones de lugares clandestinos de tortura, se concluyó que, aproxidamente, nueve mil personas murieron o desaparecieron en manos de la dictadura que impuso en Argentina el régimen del horror contra aquellos que no se alineaban con sus doctrinas políticas y religiosas.
Según el informe, los operativos de secuestro empezaban normalmente con las denuncias anónimas de hombres y mujeres que conformaban células barriales de vigilancia (escuadrones no oficiales de delatores), que entregaban información al régimen, por medio de las comisarías, sobre movimientos o conductas extrañas de diversos habitantes de sus localidades. Así, acusados ciertos individuos de “marxistas”, “terroristas”, “ateos”, “apátridas”, “materialistas” “complotadores”, y mil sinrazones más, las fuerzas de seguridad identificaban a la víctima y la detenían si ningún trámite previo ni orden judicial alguna. Normalmente la víctima era llevada a los calabozos clandestinos de la ciudad, aislada durante varios días, golpeada, torturada, y asesinada en las formas más brutales que la imaginación pueda concebir.
NUNCA MÁS reveló a la humanidad no solamente los perversos procedimientos de la dictadura Argentina, sino también -y quizá allí resida lo más importante-, la crueldad a la que puede llegar el comportamiento humano de los que han perdido la razón por el poder. Y es que la obsesión por imponer una sola corriente doctrinaria, una única convicción religiosa, o un solo camino de pensamiento, convierte a los opresores en bestias paranoicas, cerriles y sanguinarias.
Y no importa si los fanáticos a lo largo de la historia han sido unos u otros, si defendieron a la izquierda o a la derecha, a Diós o Alá, al monoteísmo o al politeísmo, a la esvástica o a la hoz y al martillo, a las vírgenes suicidas o a las revoluciones tricolores, al final, todos, sin excepción alguna, terminaron perdiendo el poder -terminarán siempre perdiendo el poder-, y entonces, sus imperios se desmoronarán, y arderán sus cuerpos en las hogueras que ellos azuzaron, y los asesinarán las balas malditas que ellos fundieron, y se descompondrán en los calabozos que ellos engendraron, o se enconderán, como ratas, en los escondrijos que ellos ordenaron excavar.

El informe NUNCA MÁS nos dejó como legado a la memoria las imágenes dantescas de la ignominia, la profunda soledad de las familias de los desaparecidos, el insoportable dolor de los caídos, pero también nos dejó el ejemplo de los que no se dejan someter, de los que no callan, el valor de la verdad y la esperanza.  
OSCAR VELA DESCALZO

viernes, 15 de abril de 2011

EL PECADO ORIGINAL, LA CULPA Y LA CONSULTA


No basta con que las religiones monoteístas nos endosen la culpa del pecado original desde que llegamos al mundo. No es suficiente con tachar de pecador a ese ser frágil, indefenso, arrugado y normalmente feo, que es expulsado al mundo con el estigma marcado por la religión de sus padres. No alcanza con te repitan incesantemente que la condición de ser humano te condena a priori por las faltas cometidas por un par de figuras alegóricas resultantes de la fantasía de un tercero, y que tu pecado, tu terrible pecado sea haber nacido. No tenemos bastante con el pecado original que nos hace culpables desde que nacemos, no, porque ahora, un grupo de noveleros y vanidosos aferrados al poder con garras pegajosas, pretende abolir la presunción de inocencia con una pregunta tramposa: ¿estamos de acuerdo con que se convierta en delito el enriquecimiento privado no justificado?
En resumen, pasando por alto el pecado original que, al parecer, se elimina con un simple ritual acuático, ahora con la mañosa pregunta número 6 de la falaz consulta popular, los pobres hijos de este país también nacerán con la pesadísima carga de  ser culpables hasta que no puedan demostrar lo contrario.
Y como en esta patria lo que menos tenemos es seguridad y la institución más corrupta es la judicial, quién le asegura, que la siguiente víctima de este monstruo voraz que se va contra todo y contra todos, sea usted mismo. Sí, usted mismo que aplaude como mico enjaulado cuando su líder insulta al que se le ponga por delante, usted que festeja las bromas infantiles de su ídolo con la sonrisa estúpida de un muñeco de ventrílocuo (la suya no la de su ídolo), usted, mediocre levantamanos que no es capaz de armar una frase coherente ni de mostrar un signo de rubor ante tanta vergüenza, pero sí es capaz de armar negocios millonarios y agradecerle de rodillas a su jefe que lo mantiene agarrado de la teta. Usted mismo, a la vuelta de la esquina, será insultado, enjuiciado, perseguido y  sancionado por esta norma que lo convertirá en culpable antes de que visite Disney World, se suba a ese elegante crucero a las Bahamas para abrirse una cuenta  cifrada en esos bancos nebulosos o se compre el carrito último modelo que tanta falta le hacía para pasarse al bando pelucón sin parecerlo. Y usted, compañerito que no puede comprarse todas esas cosas que sí se compran los levantamanos y burócratas dorados, piense bien antes de votar porque a lo mejor tampoco podrá adquirir esa plasma que le tiene los ojos bizcos sin que la caiga el brazo ejecutor de la culpa.
Si somos optimistas, el pecado original se le quitará con un salpicón de agua, pero esta culpa, la gran culpa de votar a favor de esta mañosa pregunta número 6, será una bolsa pesada que deberá cargar por siempre, hasta que le llegue el turno.

Oscar Vela Descalzo

miércoles, 30 de marzo de 2011

ROBERTO BOLAÑO




Roberto Bolaño, nació en Santiago de Chile en 1953, falleció en Barcelona en el año 2003. Es uno de los escritores más influyentes de América Latina. Incluso a raíz de su muerte, el “efecto Bolaño”, continúa vigente, especialmente en las nuevas generaciones de lectores europeos y americanos.

Durante su corta vida, Bolaño fue galardonado en innumerables ocasiones por prestigiosos premios literarios. En 1999, recibió el premio Herralde de novela por su obra “Los Detectives Salvajes”. Esta misma novela recibió el Premio Rómulo Gallegos. A partir de “Los Detectives Salvajes”, Bolaño se convirtió en un escritor de culto.

“Los Detectives Salvajes” es una obra de estructura compleja que aborda una trama recurrente en otras novelas de su autoría: la desaparición y búsqueda de narradores o poetas famosos en distintos sub mundos contemporáneos de países latinoamericanos. Los personajes, maravillosamente reales, pero a la vez difusos, siempre entregan en esta obra su punto de vista acerca de la historia.

Desaparecido en edad temprana por un cáncer de hígado, Bolaño legó a la literatura universal obras de novela y narrativa corta como: “La pista de hielo”, “La literatura nazi en América”, “El gaucho insufrible”, “Estrella distante”, “Amberes”,  “Putas asesinas”, “2666”. Esta última, su obra póstuma que además se consagró con el premio Salambó, premio Ciudad de Barcelona, y otros.

2666, concebida inicialmente por Bolaño como cinco novelas que pasarían a la posteridad, fue publicada post mortem, por decisión de su editor como una sola obra. La novela, posiblemente más completa que “Los detectives salvajes”, narra la historia de cuatro profesores de literatura que estudian todo lo relacionado con un misterioso escritor alemán, al que le siguen los pasos hasta llegar a Ciudad Juárez, en la frontera mexicana, lugar en el que aparecen centenares de cadáveres de mujeres brutalmente maltratadas y violadas. Y este hecho histórico (real y contemporáneo), será precisamente el eje magnético de la novela. El título, a lo único que puede aludir desde mi modesto punto de vista, es las 2666 razones que tiene un amante de la buena literatura para leerlo.

Roberto Bolaño fue, al igual que sus personajes, un ser extraño y enigmático. En su juventud pasó de mochilero a vigilante de un camping, de poeta a vendedor de bisutería y de auto exiliado a presidiario de la dictadura de Pinochet, de la que se libró días después de su detención porque uno de los Carabinero que lo detuvo había sido compañero suyo de escuela. En su última entrevista, poco antes de morir, Bolaño decía que para él  “el paraíso debe ser como Venecia y el infierno como Ciudad Juárez, que es nuestra maldición y nuestro espejo, el espejo desasosegado de nuestras frustraciones y de nuestra infame interpretación de la libertad y de los deseos”

Espero que Roberto Bolaño esté disfrutando todavía de Venecia, lejos, muy lejos de Ciudad Juárez, de sus fantasmas, que, por ahora, son solamente los nuestros.


Oscar Vela Descalzo

jueves, 24 de marzo de 2011

LAS NUEVAS GENERACIONES




Hace pocos días, alguien preguntaba en las redes sociales cuál es el vínculo común que une a las revoluciones que se han producido en África y Asia en lo que va de este año. Me atrevo a pensar que ese vínculo es el de la edad de las personas que promueve las revueltas. Todas germinan y se desarrollan en la juventud.

Me atrevo a pensar también que en todas se repite constantemente una misma palabra: libertad. Y sin ser demasiado acuciosos, podríamos concluir que todas las revoluciones de inicios de 2011 enfrentan a un régimen tirano enquistado por décadas en el poder.

Creo sinceramente que las nuevas generaciones vienen cargadas con una dosis mayor de tenacidad y rebeldía, pero además, estoy convencido que el ilimitado acceso al conocimiento en esta época crea generaciones de seres humanos más comprometidos con las causas justas, seres humanos que anhelan y defienden la libertad, seres humanos llenos de coraje y ambición.

El premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, dijo hace pocos días: “La buena literatura crea ciudadanos críticos que no podrán ser fácilmente manipulados”. En efecto, hoy se lee más, hoy se escoge mejor la lectura porque la tecnología te ofrece más opciones, hoy se adquiere información inmediata,  los jóvenes contemporáneos perdieron el temor reverencial y son cuestionadores,  reflexivos, inquietos, incrédulos. Sí, todavía quedan muchos tiranos en el mundo. Todavía subsisten los fundamentalismos ideológicos basados en la restricción y manipulación. Todavía quedan gobernantes parlanchines, faranduleros, derrochadores, camorreros, injuriosos, cleptómanos, asesinos, sin embargo, lentamente, poco a poco, las nuevas generaciones se van haciendo cargo de ellos.

Si usted no cree en la libertad, si no es reflexivo, ni le interesa pensar por sí mismo, mejor cambie de canal o sintonice otra emisora. Si mantiene su cerebro en relantín y espera que salga la película antes que abrir un libro, no vea este programa. Si se quedó atrapado hace tiempo en las telenovelas o radionovelas, si lo más inteligente que ha escuchado en los últimos años son los debates de la Asamblea, las cadenas sabatinas o los programas de prensa rosa, es preferible que siga anclado a ese pasado lento y espeso esperando con paciencia hasta que Kaliman, el corcho o Rosa Salvaje le arranquen de su letargo con una frase que le suene magistral o una sonora carcajada. 

OSCAR VELA

viernes, 4 de marzo de 2011

John Kennedy Toole




Si alguna vez la muerte conspiró con alguien para atraer a la diosa fortuna, fue con John Kennedy Toole, escritor norteamericano nacido en Nueva Orleáns en 1937. Tras sufrir la amarga experiencia del rechazo de varias editoriales para publicar su novela “La conjura de los necios”, el joven escritor, enfermo y prematuramente desgastado, a sus treinta y dos años, resolvió quitarse la vida aspirando los vapores del escape de su coche. Nunca se supo en realidad lo que contenía la nota de suicidio que dejó el novel escritor, pues, su madre, se encargó de destruirla dejando el trágico incidente envuelto en una nube de confusiones periodísticas.

Años después de su muerte, la propia madre de Toole deambulaba por las editoriales rogando que alguien pusiera los ojos en el manuscrito de “La conjura de los necios”. Finalmente, el editor Walter Percy se apasionó por la obra y ésta fue publicada en 1980. John Kennedy Toole y su novela recibieron en forma póstuma el Premio Pullitzer de ficción en 1981 y el premio a la mejor novela de lengua extranjera en Francia en el mismo año.

La magistral ironía y comicidad de “La conjura de los necios” y su personaje principal, Ignatius Reilly, hicieron de ésta una verdadera obra maestra. La muerte del autor, además de la pujanza de una madre dolorida, nos permitieron conocer las páginas de una novela que, como tantas otras, quizá habría estado condenada por el comercio editorial al ignominioso anonimato.

 “La conjura de los necios” es una caricatura de la clase media baja americana a la que el autor retrata, con gran acierto, en un halo permanente de amargura y frustraciones. Ignatius Reilly, encarna, desde una perspectiva extremadamente particular y graciosa, al niño grande que el prototipo de los norteamericanos llevan dentro. Pero detrás de este personaje desaliñado, anarquista, miserable, egoísta y pendenciero, se descubre además toda una estructura social anacrónica y decadente soportada sobra la base de la simpleza y el consumismo.

El talento innegable de John Kennedy Toole se ve reflejado también en “La Biblia de Neón”, novela escrita apenas a los dieciséis años de edad y que fue publicada después del éxito arrasador de la “La conjura de los necios”.

Jamás entenderemos las razones que llevaron a John Kennedy Toole a la  muerte. Nunca nos será revelado el contenido de su nota suicida, y tampoco conoceremos los pormenores de esa última conjura fraguada entre el autor y su destino. Nos quedaremos únicamente con estas dos novelas marcadas por la huella de su pluma ácida y certera. El que disfrute del vértigo que produce un buen libro, bien puede asomarse a la obra abismal de John Kennedy Toole, un misterioso escritor que no logró traspasar las intrincadas barreras editoriales sino una vez consumado su silencioso pacto con la muerte.

 Oscar Vela